Me pareció muy interesante el mail del Ferroamigo, Ricardo Barreiro, autor del video de la locomotora "La Emperatriz" del FCCA, nos relata los pormenores del memorable día.
Por eso lo quiero compartir.
Gracias por los comentarios positivos sobre el video. La verdad es que ver una locomotora a vapor funcionando marca un antes y un después en la vida (en la vida hobbystica, obviamente, la vida en general va más allá de los trenes) de un ferroaficionado. Así como muchos prefieren una G22 de Ferrovías haciendo temblar el balasto y ganándole a los autos en la Lugones antes que un aséptico TGV, o viajar en el balcón de la locomotora y no en un dormitorio con aire acondicionado y ducha privada, ver una locomotora de vapor funcionando es un nivel superior de apreciación de un tren. Es notable pararse al costado de la locomotora, incluso cuando está detenida, y escuchar todos los ruidos que hace. Es casi como si respirara. El día que filmamos el video, el objetivo de la maniobra era buscar unos tanques con fuel oil y transferir la carga al tender de la locomotora. Atrás de la Emperatriz había algunos vagones que había que apartar antes de ir a por los tanques. El problema es que no había una vía lo suficientemente larga como para guardar todo el material, así que hubo que hacer varias maniobras hasta poder sacar sólo la Emperatriz. En esto resultó útil la colaboración de los ferromodelistas que estábamos presentes, porque fue una maniobra difícil de planificar, especialmente para los que no están acostumbrados a eso. Nosotros, que estábamos bastante afilados de tanto maniobrar en la maqueta de AFBA, pudimos resolver la maniobra bastante rápido (hacerla es otro tema, con todos los aparatos de vía llenos de pasto y el pasto lleno de mosquitos). Encima de todo eso, conspiraba el clima. La noche anterior había llovido, entonces los rieles estaban resbalosos, pero cuando nosotros empezamos a trabajar había salido el sol y el calor estaba apretando. La Emperatriz no es una buena locomotora para hacer ese tipo de maniobras, porque incluso con tres vagones tendía a patinar bastante. El pastizal encima del riel tampoco ayudaba, pero con mano firme logramos hacer lo que debíamos. En la cabina había uno con el regulador en la mano y otro asomado para vigilar el patinaje (aunque se siente un poco desde la casilla). Para colmo de inconvenientes, justo cuando logramos poner la locomotora al lado de los vagones, se largó un diluvio, así que tuvimos que colocar las mangueras y empezar a pasar el vapor bajo una lluvia torrencial. Por suerte podíamos encontrar refugio y calor debajo del pasillo de la locomotora y al lado del hogar. En ese momento, decidimos que nuestra misión estaba terminada y emprendimos el regreso. En definitiva, fue una experiencia muy interesante, sin contar que pude manejar un rato (lo cual es bastante cansador, por cierto).Ricardo Barreiro
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